Sucedió en la antigüedad

  Los primeros relieves que aparecen en Mesopotamia son "estelas" -que vienen a ser a modo de lápidas conmemorativas- que debían ser fijadas en las paredes de los grandes templos. La que reproducimos aquí es la llamada "Estela de Urnanshe" y representa a este personaje, que fue lugal (líder) de Lagash en el siglo XXV a.C., en dos momentos de su vida oficial: en la parte superior lleva mortero para la construcción de un templo y en la inferior recibe, sentado en su trono, a un grupo de funcionarios. La técnica escultórica resulta aún muy rudimentaria, pero destaca en ella la claridad de composición y el deseo de lograr la perfecta identificación de las escenas que se completan con abundantes inscripciones.

  Los palacios de los grandes monarcas del Próximo Oriente estaban decorados con largos frisos, en los que se esculpían escenas que eran verdaderas obras de propaganda política. Las escenas de caza del palacio del rey asirio Assurbanipal II, en Nínive, son un canto al poder y a la fuerza del rey. Se encuentran expuestas en el British Museum de Londres.

  Las primeras esculturas exentas del Próximo Oriente se hallaron en los templos y están consideradas como estatuas votivas, es decir, retratos que los fieles dejaban al templo como testimonio de su devoción hacia la divinidad. La escultura aquí reproducida, que pertenece al rey Gudea de Lagash, presenta un gesto típico: las manos cruzadas en señal de adoración. Esta escultura está concebida para ser mirada sólo de frente: es la típica frontalidad de las esculturas primitivas. Está expuesta en el Museo del Louvre (París).

Entre los restos de la ciudad de Babilonia destacan algunos fragmentos de los azulejos que cubrían los lienzos de la muralla interior de la ciudad. Este león de más de 2 metros de alto formaba parte del conjunto arquitectónico. En el Museo de Pérgamo de Berlín se encuentran la mayoría de los restos de estas murallas.