La vida económica y la organización social de las civilizaciones de Oriente Medio
Los datos que se conocen sobre la vida económica y la organización social entre los habitantes del Oriente Medio son bastante incompletos y, en general, se basan en el análisis de documentos dispersos.
La riqueza básica en estas regiones era la tierra cultivada que, en las zonas de regadío, daba muy buenas cosechas de cereales (trigo, cebada) y sésamo (planta oleaginosa).
La tierra era propiedad del templo, del rey o de propietarios particulares. Las grandes propiedades de los templos eran explotadas siguiendo el sistema de las primeras ciudades sumerias: el trabajo lo realizaban hombres libres que eran recompensados bien con una parcela de tierra de la que sacaban una cosecha para su propio consumo, bien con una parte de los productos guardados en los almacenes del templo, a modo de salario.
El rey disponía también de grandes extensiones de tierra de cuya explotación debían vivir: el rey, sus funcionarios y su ejército. Estas tierras del rey en parte eran cultivadas por granjeros y colonos que entregaban una parte de sus cosechas al rey, en parte se dividían en lotes de tierra que eran asignados a los soldados de forma que pudieran cultivarlas para vivir del fruto que sacaran de ellas, a cambio de ello debían servir en el ejército del rey.
Existían muchos propietarios particulares que eran hombres libres que podían disponer de toda su cosecha y sólo estaban obligados a colaborar con su trabajo a la conservación y construcción de canales. Pero si la propiedad era muy pequeña, su dueño acababa contrayendo deudas (en los préstamos de cereales se cobraba un interés anual del 33%) y frecuentemente acababan perdiendo sus tierras y su libertad. Otros propietarios más ricos acumulaban tierras que cultivaban por medio de granjeros; éstos tenían que entregarles un tercio de la cosecha.
Existían en las ciudades artesanos que trabajaban, en su mayor parte, para el templo o para el palacio del rey.
El Oriente Medio fue zona clave en un activo comercio a larga distancia. Había rutas terrestres que atravesaban todo este territorio de Norte a Sur y de Este a Oeste. Pero en las costas del Mediterráneo aparecieron las ciudades fenicias que empezaron a explotar las rutas marítimas del Mediterráneo en busca de metales (cobre, plata y estaño especialmente). Los grandes comerciantes del Oriente Medio eran gentes ricas que disponían de almacenes en varias ciudades en los que se acumulaban importantes riquezas (cereales, metales, productos y objetos de lujo). Estos hombres, ya directamente, ya por medio de sus agentes, realizaban una serie de actividades económicas: transporte y venta de productos procedentes de países lejanos, préstamos a los particulares, cobro de tributos en nombre del rey...
En la vida económica del Oriente Medio el valor de las cosas se medía en dos tipos de unidades: el gur de Babilonia (medida de cebada equivalente a 252 litros) o el siclo (lingote de plata de ocho gramos de peso). En Mesopotamia no se llegó a acuñar moneda, pero se usaban normalmente pequeñas piezas de metal cuyo peso controlado estaba indicado con una marca. Los fenicios y los lidios (habitantes del Asia Menor) pusieron en circulación, a partir del siglo VII a.C., monedas en forma de disco de metal, totalmente parecidas a las que usamos nosotros.
Estos tipos de actividad económica se reflejan en la forma en que las gentes se distribuían en grupos sociales y en los derechos y deberes de cada uno de estos grupos. Veamos algunas características de la organización social tal como aparece en el Código de Hammurabi. Teniendo en cuenta su situación ante la ley -derechos y deberes- el Código distingue tres grupos de hombres: los awilum, los mushkenum y los esclavos.
Los awilum formaban el grupo de ciudadanos que ocupaban el lugar más elevado de la escala social. Eran altos funcionarios del rey, sacerdotes, grandes propietarios, ricos mercaderes... La ley les daba un trato especial: cualquier delito cometido contra ellos era castigado con la máxima severidad.
Los mushkenum eran los ciudadanos medios, eran hombres libres (agricultores y artesanos) pero la ley les consideraba menos que a los awilum; un delito cometido contra ellos era una pena menos dura que si era cometido contra un awilum.
Los esclavos podían ser ciudadanos que habían perdido la libertad y pasaban a depende de otro que tenía derecho a utilizar su trabajo en provecho propio. Normalmente un hombre libre se convertía en esclavo cuando no podía pagar una deuda: entonces pasaba a ser propiedad de su acreedor. En el Código de Hammurabi se limita a una duración de tres años la esclavitud por deudas. Sin embargo, estos esclavos no eran considerados como animales o cosas, poseían derechos regulados por la ley, podían poseer alguna propiedad, casarse con una mujer libre, comprar su libertad...
Existían, sin embargo, otros grupos humanos no incluido en el Código, que eran los hombres sin derechos. Se trataba normalmente de soldados enemigos prisioneros o de gentes de un pueblo vencido tras dura lucha; unos y otros eran considerados como botín de guerra, traslados fuera de su tierra eran tratados como animales de carga a los que se exigían trabajos durísimos sin que la ley les ofreciera ninguna clase de protección. Éste era el trato que reservaban los imperios vencedores a los pueblos que no aceptaban el someterse y pagar tributo.
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