Panorama histórico de la civilización india

Una primera etapa histórica estaría representada por una misteriosa civilización que ha aparecido en las excavaciones realizadas en la cuenca media del Indo (localidades de Mohenjo-Daro y Harappa). En esta zona se han descubierto restos arqueológicos que revelan la existencia de una civilización urbana a la que se puede dar una fecha aproximada de 2800-2600 años a.C. Esta primera civilización presenta evidentes paralelos con la del Oriente Medio y poseía también, como aquélla, un sistema de escritura que aún no ha podido ser descifrado.

Los restos de esta primitiva civilización hindú presentan señales de una destrucción violenta que puede ser fechada hacia el 1600 a.C. Los documentos históricos posteriores nos permiten identificar a los autores de estas destrucciones: serían los invasores arios que, entrando por los pasos del noroeste, se asentaron en el norte de la India entre el 1600 y el 1200 a.C. Estos arios eran pueblos pastores nómadas procedentes del norte de Irán, emparentados lingüísticamente con otros pueblos indogermanos (iranios o persas, hititas, griegos, romanos, germanos...). Estos invasores que se daban a sí mismos el nombre de arya (nobles) lucharon con las poblaciones anteriores a las que se impusieron políticamente.

Las excavaciones en Mohenjo-Daro ponen al descubierto una civilización urbana floreciente, anterior a la llegada de los arios a la India.

A partir de su sedentarización se inició una superposición de los elementos de civilización aportados por los arios, especialmente la lengua y el sistema social, y elementos ya existentes en la India; de la fusión de ambas corrientes nacería la civilización hindú.

Entre el año 1000 a.C. y el siglo VII d.C., la civilización hindú llega a su esplendor y crea sus formas básicas: sociales, económicas y culturales.

A este apogeo social y cultural no correspondió una unidad políticas; porque lo más corriente en el mundo hindú fue la fragmentación en varios Estados; sin embargo, algunos de ellos lograron extender su dominio a todo el norte de la India y parte de la península del Dekkán: este es el caso de los dos imperios hindúes más conocidos: el Imperio Maurya (siglos IV-III a.C.) y el Imperio Gupta (siglos III-V d.C.).

En el siglo VIII el imperio creado por los árabes en el Oriente Medio puso sus pies por primera vez en el valle del Indo. Sucesivas penetraciones de grupos de guerreros islámicos fueron apoderándose de toda la India a la que impusieron una forma de dominio muy característico.

El dominio musulmán sobre la India, que duró hasta ser sustituido por el de los ingleses en el siglo XVIII, presentó unos caracteres especiales. El grupo dominante estaba constituido por un jefe militar que vivía en la ciudad escogida como capital (normalmente era Delhi), este jefe tenía bajo sus órdenes un numeroso ejército (en el siglo XVII era de 200.000 hombres) con el que aseguraba su dominio sobre todo el territorio. Semejante dominio constituía básicamente un sistema durísimo de impuestos que le servían para mantener su ejército y afianzar así el sistema de exploración. Este sistema a veces se ejerció por un solo jefe que unificó políticamente la India (es el caso de Baber, creador del Imperio del Gran Mogol en el siglo XVI), otras veces eran varios los jefes islámicos que se repartían el territorio indio. En cualquier caso el sistema de dominio y explotación no variaba.

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