Rasgos básicos de la civilización hindú: el sistema de castas
La sociedad hindú actual sigue considerando a los hombres profundamente desiguales y esta desigualdad radical deriva del hecho de que pertenezcan, según su nacimiento, a castas distintas. Y lo más chocante es que esta desigualdad hoy en día no es aceptada por las leyes, pero existen costumbres, mucho más arraigadas que las leyes, que conceden a unos hombres una consideración y unos derechos totalmente distintos a los que otorgan a otros. Tales costumbres tienen una honda raíz histórica.
Parece ser que cuando los arios se impusieron en el norte de la India intentaron mantener su dominio sobre los indígenas dividiendo a la población en dos grupos:
Los arya (nobles), que eran ellos, los dominadores.
Los dasa (los hombres de piel más oscura), que eran los vencidos.
Ahora bien, los arios formaban una sociedad en la que los individuos se agrupaban según sus funciones en tres grupos:
Los brahmanes, sacerdotes encargados de realizar los sacrificios a los dioses.
Los shatrya, guerreros.
Los vaisya, trabajadores en el campo o en la artesanía.
A partir de esta doble división inicial parece que lentamente la población se fue integrando en cuatro grupos, a cada uno de los cuales se les asignaba funciones, derechos y deberes distintos. Así, ya en el siglo VI a.C., se solían distinguir estos cuatro grupos: brahmanes, shatrya, vaisya y sudra, el grupo inferior de campesinos pobres descendientes de los indígenas dominados.
El paso del tiempo fue cerrando aún más este sistema, de forma que cada uno de estos grupos se subdividió en otros, las castas, y los hombres quedaron atados a su casta, a la que pertenecían por su nacimiento y de la que no podían escapar.
La casta en la que un individuo había nacido le marcaba el tipo de trabajos que podría realizar, la situación económica en la que se encontraría, la consideración social que iba a tener, los deberes y derechos que se le iban a conceder, etc.
Esta rígida estructura social parece ser que fue obra de la alianza de los dos grupos dominantes de los arios, los brahmanes y los guerreros, y perduró a lo largo de los siglos hasta incrustarse en la mentalidad hindú.
En la India actual existen, además, unos grupos, los intocables, a los que se niegan los derechos más elementales propios de una persona humana. Son individuos considerados totalmente fuera de la sociedad, cuyo trato es evitado cuidadosamente por todas las demás personas.
Dentro de esta sociedad, el primer grupo, los brahmanes, ha tenido siempre el papel dirigente, aunque los guerreros han ejercido de hecho muchas veces el poder político. El prestigio de los brahmanes arrancaba de su papel de intermediarios entre las fuerzas divinas y la humanidad. Ellos eran los que, con el cumplimiento exacto de los ritos religiosos, podían atraer la protección de las divinidades favorables. Los brahmanes formaron así una casta muy cerrada que transmitía por herencias sus funciones sacerdotales y los beneficios inherentes a ellas. Aún en nuestros días los brahmanes son, en las aldeas, las gentes más respetadas, aquellos cuyos consejos se siguen siempre y, cuando no son ricos, todos aceptan el cederles una parte de la cosecha.
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