El pensamiento chino: una moral social
Los pensadores chinos formularon una ideología en la que se basó todo el sistema social y político aplicado por los mandarines.
Las ideas básicas de esta moral social china se apoyaron en las enseñanzas de Kong Fu-tseu (hacia 551-479 a.C.), llamado Confucio por los historiadores europeos.
El pensamiento de Confucio, recogido y divulgado por los mandarines, se basa en la siguiente idea: así como existe un orden y una armonía entre el cielo y la tierra, también debe haberlo entre los distintos hombres que forman la sociedad. Pero el análisis de la actuación de los hombres indica claramente que, así como la naturaleza sigue siempre el camino recto, el hombre puede apartarse de su tao y, al hacerlo, introduce un elemento de desorden en el mundo y en la sociedad humana. Conviene, por tanto, que cada hombre, siguiendo su tao, defienda el orden y la armonía de la sociedad manteniéndose en su lugar, o sea, respetando al máximo el orden y la jerarquía social.
Esta integración del individuo dentro de la comunidad implica una conducta humana basada en el jen (el altruismo), que se manifiesta en una serie de fórmulas de cortesía característicos de la civilización china. Confucio valoraba también los antiguos ritos en honor de los antepasados, más que por su sentido religioso, por su condición de estímulo de la solidaridad del individuo con la sociedad, que abarca a todos los hombres, vivos y muertos.
Confucio fue el pensador clásico de la civilización china y, apoyados en él, los mandarines perfilaron una moral social basada en la integración total del individuo dentro de una sociedad jerarquizada y estática. A la larga. esta actitud podía conducir a la civilización china, y de hecho lo hizo, a una fosilización de formas incapaces de adaptarse a circunstancias totalmente nuevas. Éste fue el problema que se presentó a los chinos al llegar al siglo XIX.
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