La civilización china


Las formas de la civilización china se iniciaron a principios del II milenio a.C. Su fijación se produjo entre los siglos VI y III a.C. y, a partir de este momento, formaron como un duro caparazón que dio forma a la sociedad china y perduró hasta principios del siglo XX. El rasgo más destacado de esta civilización, a los ojos de un historiador europeo, es la extraordinaria fijeza y duración de las formas creadas por ella.


1. Formas económicas y sociales

La civilización china se basaba en la agricultura. Nació en las llanuras del Hoang-Ho en el III milenio a.C., donde un pueblo de campesinos empezó a practicar una agricultura intensiva de regadío basada en el cultivo del trigo. Más adelante los chinos se extendieron hacia el sur y ocuparon el valle del Yang Tse-kiang en una lenta colonización dedicada ya al cultivo del arroz. En este mundo campesino la riqueza básica era, naturalmente, la tierra; ésta estaba repartida entre dos tipos de propietarios: una enorme masa de pequeños propietarios que poseían un minúsculo trozo de tierra y un reducido número de gentes ricas dueñas de grandes extensiones de tierras cultivadas por arrendatarios.

Aparte de este mundo de agricultores existían comerciantes y artesanos que no alcanzaron a desempeñar nunca un papel preponderante dentro de la sociedad china. Los comerciantes se mantuvieron siempre dentro de una técnica comercial bastante primitiva y no consiguieron acumular grandes fortunas ni crear importantes empresas comerciales; las industrias, en manos de gentes extraordinariamente hábiles, no salieron nunca de las técnicas de fabricación artesanas. El grupo social que ocupaba el puesto más elevado de la civilización china estaba formado por un cuerpo de funcionarios, cuidadosamente seleccionados: los mandarines.


2. El estado chino

El tipo de sociedad que acabamos de describir presenta una tendencia inevitable a dividirse en pequeñas células de campesinos pobres dominados por los grandes propietarios, haciéndose la guerra unas contra otras.

Pero en China existió, con algunos intervalos de anarquía, un Estado fuerte que controlaba realmente el país y hacía respetar su autoridad.

La autoridad suprema de este Estado la tenía un emperador, cuya misión era mantener la armonía y la cohesión entre la enorme masa de la población china (en el siglo XIII era ya de más de 100 millones de habitantes). Para cumplir esta función el emperador contaba con el auxilio del cuerpo de funcionario, los mandarines, posiblemente el elemento más característico de la sociedad china.

Los mandarines, en nombre del emperador, organizaban todo el territorio chino asegurando con su dirección el trabajo disciplinado y ordenado de millones de campesinos. Así, en cada región los funcionarios fijaban: el calendario para la distribución de las faenas agrícolas a lo largo del año, la construcción y conservación de caminos, canales y presas, la administración de justicia, la fijación y percepción de los impuestos...

La actuación política de los mandarines era profundamente conservadora: se trataba de evitar los cambios que pudieran acarrear rupturas del equilibrio entre las varias fuerzas sociales y crear etapas de desbarajuste y anarquía. Ellos no impedían que en las aldeas hubiera pobres y ricos, pero vigilaban para que por encima de los ricos se mantuviera el poder el gobierno; por otra parte se trataba de obligar a los pobres a aceptar su situación y a trabajar sin rebelarse. Los mandarines formaban un grupo que ocupaba el escalón más alto de la escala social; para formar parte de él, era preciso haber hecho largos estudios, en los que el candidato aprendía los fundamentos de la vida social china y las sutilezas del gobierno y de la administración. Este sistema de estudios se completaba con una rigurosa selección basada en exámenes muy duros, a través de los cuales, se seleccionaba a los que iban a integrarse en el cuerpo de mandarines. Este cuerpo de funcionarios fue organizado de forma definitiva durante el gobierno de los emperadores de la dinastía Han (siglo III a.C. - III d.C.) y perduró en China hasta el siglo XX.

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