La polis clásica (siglo V a.C.)
La base económica de las polis griegas en la época clásica siguió siendo la agricultura, en muchas polis los grandes propietarios continuaban siendo los dueños y señores de la situación; pero hubo otras -el caso más conocido es el de Atenas- en las que, durante el siglo V, predominó el propietario rural dueño de una extensión de tierra de tipo medio. Este campesino dedicaba una parte de su tierra a cultivar los cereales que necesitaba para su alimentación, pero otra parte estaba plantada de viñas y olivos que le proporcionaban un excedente de vino y aceite para vender. Este tipo de cultivo dio a estos ciudadanos medios una evidente independencia económica.
En algunas polis privilegiadas por su situación geográfica (Corintio, Atenas, Siracusa, Tarento...) se dio, además, un verdadero desarrollo de actividades comerciales e industriales. Atenas exportaba vino, aceite y cerámica y se convirtió en el centro económico más importante del Mediterráneo oriental. La explotación de las minas de plata del Laurion proporcionaba a los atenienses abundante numerario para sus actividades comerciales.
Este tipo de sociedad se gobernaba por un sistema político cuyo modelo más perfeccionado fue elaborado en Atenas a lo largo del siglo VI (lo empezó Solón en 594 a.C. y lo terminó Clístenes en las reformas de 510-507 a.C.).
Este sistema político, llamado por los griegos democracia, se caracterizaba por la igualdad política de todos los ciudadanos que tenían el derecho a participar en el mismo grado en el gobierno de la polis. La soberanía política residía en la Asamblea formada por todos los ciudadanos (no eran ciudadanos ni los extranjeros ni los esclavos aunque residiesen en la polis). Esta Asamblea, en la que todos tenían voz y voto, aprobaba las leyes, decidía si había que declarar la guerra o si convenía firmar la paz, administraba justicia y elegía a los magistrados. El Consejo, del que, por turnos, iban formando parte todos los ciudadanos, era un órgano deliberante que discutía y preparaba los asuntos sobre los que la Asamblea tendría que decidir más tarde.
Los magistrados, llamados en Atenas arcontes, eran elegidos por un periodo corto de tiempo para ocuparse de asuntos concretos:el arconte basileus dirigía el culto a los dioses, el arconte polemarco se ocupaba del ejército...
Este breve análisis del sistema democrático permite deducir una consecuencia importante: el ciudadano debía dedicar mucho tiempo a su participación en la vida política (sesiones de la Asamblea, reuniones del Consejo, actuación como arconte...) y teniendo en cuenta que no se cobraba por la intervención en estas tareas se comprende que, en la práctica, muchos ciudadanos pobres no pudieran dedicarse a ejercer sus derechos políticos. Para salvar esta dificultad, en la Atenas del siglo V a.C., se impuso la costumbre de pagar a los que ejercían el arcontado o formaban parte del Consejo, incluso, al final, se llegó a pagar una pequeña cantidad de dinero a los que asistían a las sesiones de la Asamblea. Pero, ¿de dónde salía tanto dinero? Esta pregunta nos introduce en un asunto muy complejo que nos llevará de la mano a la comprensión de la crisis de la polis clásica: el Imperio Ateniense del siglo V.
En algunas polis privilegiadas por su situación geográfica (Corintio, Atenas, Siracusa, Tarento...) se dio, además, un verdadero desarrollo de actividades comerciales e industriales. Atenas exportaba vino, aceite y cerámica y se convirtió en el centro económico más importante del Mediterráneo oriental. La explotación de las minas de plata del Laurion proporcionaba a los atenienses abundante numerario para sus actividades comerciales.
Este tipo de sociedad se gobernaba por un sistema político cuyo modelo más perfeccionado fue elaborado en Atenas a lo largo del siglo VI (lo empezó Solón en 594 a.C. y lo terminó Clístenes en las reformas de 510-507 a.C.).
Este sistema político, llamado por los griegos democracia, se caracterizaba por la igualdad política de todos los ciudadanos que tenían el derecho a participar en el mismo grado en el gobierno de la polis. La soberanía política residía en la Asamblea formada por todos los ciudadanos (no eran ciudadanos ni los extranjeros ni los esclavos aunque residiesen en la polis). Esta Asamblea, en la que todos tenían voz y voto, aprobaba las leyes, decidía si había que declarar la guerra o si convenía firmar la paz, administraba justicia y elegía a los magistrados. El Consejo, del que, por turnos, iban formando parte todos los ciudadanos, era un órgano deliberante que discutía y preparaba los asuntos sobre los que la Asamblea tendría que decidir más tarde.
Los magistrados, llamados en Atenas arcontes, eran elegidos por un periodo corto de tiempo para ocuparse de asuntos concretos:el arconte basileus dirigía el culto a los dioses, el arconte polemarco se ocupaba del ejército...
Este breve análisis del sistema democrático permite deducir una consecuencia importante: el ciudadano debía dedicar mucho tiempo a su participación en la vida política (sesiones de la Asamblea, reuniones del Consejo, actuación como arconte...) y teniendo en cuenta que no se cobraba por la intervención en estas tareas se comprende que, en la práctica, muchos ciudadanos pobres no pudieran dedicarse a ejercer sus derechos políticos. Para salvar esta dificultad, en la Atenas del siglo V a.C., se impuso la costumbre de pagar a los que ejercían el arcontado o formaban parte del Consejo, incluso, al final, se llegó a pagar una pequeña cantidad de dinero a los que asistían a las sesiones de la Asamblea. Pero, ¿de dónde salía tanto dinero? Esta pregunta nos introduce en un asunto muy complejo que nos llevará de la mano a la comprensión de la crisis de la polis clásica: el Imperio Ateniense del siglo V.
Comentarios
Publicar un comentario