Ara Pacis

La consolidación del Imperio Romano fue una obra dolorosa que costó doscientos años de luchas en el mundo mediterráneo. Por fin, terminada la conquista de Hispania y de la Galia, Augusto volvió a Roma el año 13 a.C. y, para celebrar el principio de una paz que iba a durar doscientos años, mandó construir un altar gigantesco -el Ara Pacis- dedicado a la diosa Paz. En este altar se esculpió un friso en el que aparecen Augusto y su familia el día de la inauguración del monumento: el 30 de enero del año 9 a.C. Este friso es una interesante galería de retratos en los que los personajes de la familia imperial aparecen perfectamente individualizados.




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