Consecuencias sociales de la Revolución Industrial

La Revolución Industrial trajo consigo el nacimiento de un nuevo grupo social, el proletariado, formado por los obreros de las ciudades. Estos trabajadores estaban sometidos a unas durísimas condiciones:
  • Una jornada laboral de 14 a 16 horas, durante seis días a la semana.
  • Malas condiciones higiénicas en las fábricas, así como en las viviendas y los barrios obreros.
  • Bajos salarios, a lo que hay que añadir el alza de los precios.
Se produjo, por otra parte, una discriminación laboral de la mujer y un abuso de la infancia como mano de obra: mujeres y niños trabajaban las mismas horas que los hombres a cambio de un menor salario.
Esta situación provocó diversas reacciones, entre las que cabe destacar el movimiento luddita, protagonizado por un grupo de trabajadores que destrozaban las máquinas y que fueron severamente castigados por ello. Ya en el siglo XIX, tuvo lugar el movimiento cartista, denominado así porque los obreros dirigieron al Parlamento británico el documento, conocido como Carta del pueblo, en el que solicitaban reformas para conseguir derechos políticos y sociales. Los enfrentamientos entre patronos y obreros fueron constantes.
Surgió una nueva corriente de pensamiento, el socialismo, que se oponía al sistema de producción del capitalismo, defendía el derecho de asociación de los obreros, una serie de reformas laborales, la propiedad colectiva de la tierra y de los medios de producción en las industrias y otras reformas.

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