El acceso al trono de la dinastía de los Austrias
Muerta Dª Isabel y posteriormente D. Fernando, el trono español pasa a su nieto, Carlos I, por la incapacidad de Dª Juana. Así se establece en España la dinastía de Austria. Los Austrias zambullirán violentamente al joven país en los arduos problemas que afectan a la Europa del siglo XVI, en medio de la tremenda crisis de desarrollo que supuso el Renacimiento. España se convertirá en la más importante potencia europea hasta 1648. Es la gran época del Imperio alemán.
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Carlos I, por Pompeyo Leoni. La escultura refleja la autoridad del último gran Emperador de Europa. |
Inmediatamente Felipe el Hermoso, apoyado por algunos nobles ambiciosos, consigue que se le reconozca a él la regencia, como esposo de la reina. Al propio tiempo, intenta organizar una alianza antiaragonesa.
Don Fernando, desilusionado, se retira a sus territorios aragoneses. Y allí, adelantándose hábilmente, firma con Luis XII de Francia el Tratado de Blois, casándose con su sobrina, Dª Germana de Foix.
Pero muerto Felipe el Hermoso en 1506, el Consejo de Regencia, que presidía el Cardenal Cisneros, llama de nuevo a Don Fernando.
En los diez años siguientes, el rey aragonés se muestra leal y generoso con el reino de Castilla. Impulsado por Cisneros (que llega a financiar la empresa con dinero de la mitra toledana) se realiza la expansión norteafricana. En Italia, dominado el sur, se comienza la penetración política y diplomática del norte (Milán), enfrentándose a Luis XII y a su sucesor, Francisco I, que en 1515 lograría la victoria de Marignano, lo que motivará la decidida intervención militar española. Por último, en el camino de la unidad se realiza la anexión de Navarra, que, aunque de tradicionales vínculos con Aragón, Don Fernando incorpora a Castilla.
La anexión de Navarra está en relación con la pugna franco-española en el norte de Italia. El rey de Navarra, Juan de Albrit, sobrino de Don Fernando, había firmado un pacto secreto con Luis XII. Conocido éste, un ejército al mando del Duque de Alba ocupa el reino y entra en Pamplona, recibido con alborozo por el partido pro-castellano, los bearneses, mucho más numeroso que el pro-francés, los agramonteses. Fernando, siguiendo la tradición pactista de la Corona aragonesa, respetó los fueros y la organización del nuevo reino unido a la Corona. Era el año 1512.
A la muerte de Don Fernando, en 1516, y hasta 1517, en que llega a España Don Carlos de Austria, gobernará el país, con mano firme, el Cardenal Cisneros. Ya se encontraba aquí el consejero del príncipe, Adriano de Utrech, y muchos señores flamencos. Ellos convencerán al Cardenal Cisneros de reconocer a Don Carlos no como regente, sino como rey al mismo nivel que Dª Juana, quien vivía recluida en Tordesillas. Esto provoca los primeros síntomas de malestar en Castilla.
2. Carlos I de España, Emperador de Alemania: el choque con la sociedad hispánica
El país recibe con temor al nuevo rey. Es casi un niño rodeado de astutos y poderosos señores flamencos. No habla el castellano.
La "invasión" de nobles flamencos y sus enfrentamientos con los castellanos había comenzado ya en tiempos de Felipe el Hermoso. El propio Cisneros estuvo cercado por los nobles de los Países Bajos que se esforzaron en impedir al anciano y enérgico Cardenal una entrevista con Don Carlos. Cisneros moriría en Roa, cuando salía a recibir al nuevo rey que acaba de arribar a las costas de Asturias.
Carlos, señor de enormes y dispersos territorios por toda Europa, viene a la Península simplemente a tomar posesión de otros más. Sus consejeros, Adriano de Utrech (que luego sería Papa) y Guillermo de Croy, concitan el odio de la aristocracia peninsular. Odio que se convierte en indignación general al nombrar presidente de las Cortes a un noble flamenco y Arzobispo de Toledo (la sede primada, que ocuparan Mendoza o Cisneros) a un joven de veinte años, sobrino de Guillermo de Croy.
En las Cortes de Valladolid, reunidas para jurarle fidelidad, los procuradores de las ciudades castellanas exigen al rey: que se comprometa a respetar las leyes específicas de Castilla, que aprenda rápidamente el castellano, para poderse entender con sus nuevos súbditos, y que no dé ningún cargo a extranjeros (los propios nobles flamencos que asistían a la sesión de Cortes fueron violentamente expulsados).
Pero mientras tanto había muerto su abuelo, Maximiliano de Austria, el Emperador. Una feroz lucha por conseguir la elección se desarrolla entre Francisco I de Francia y el nuevo soberano de los reinos españoles. En Francfort, por fin, en julio de 1519, es elegido Carlos de Austria, elección que le costaría gigantescas sumas de dádivas y sobornos a los príncipes alemanes (cosa que también hizo, por otro lado, el rey francés). El apoyo financiero de las familias de banqueros, Welser y Fugger, fue decisivo.
En 1520, Carlos I convoca Cortes en La Coruña con el fin fundamental de pagar su viaje a Alemania para hacerse coronar Emperador. El malestar y la inquietud es enorme. Presionado con amenazas o comprados a alto precio, algunos procuradores votan a favor. El rey ganaría, de todas formas, por un solo voto. Y cuando los procuradores sumisos vuelven a sus ciudades, son expulsados, apaleados o ahorcador por el pueblo. Inmediatamente después estalla la rebelión, mientras Don Carlos marcha a Alemania.
3. La rebelión de los Comuneros
La rebelión estalla primero en Toledo y Segovia e inmediatamente después en Zamora, Salamanca, Valladolid, Toro, Madrid, Guadalajara, Soria, Ávila, León, Burgos... Es una rebelión de las ciudades y de la baja nobleza, que se reúnen en Ávila, forman la llamada Junta Santa y elaboran una serie de peticiones al nuevo rey que algunos historiadores han llamado la Constitución de Ávila, en 1520.
Pronto la Regencia, que dirige Adriano de Utrecht, organiza un ejército contra los comuneros. Sus dirigentes Padilla (por Toledo), Bravo (por Segovia), Maldonado (por Salamanca) y el Obispo Acuña (por Zamora), se dirigen a Tordesillas en busca del apoyo de la Reina Juana de Castilla quien les escucha en silencio. Luego marchan a Villalar, donde serían derrotados (1521) por un gran ejército de caballeros y nobles llegados desde Benavente. En Villalar se cortaría la cabeza a Padilla, Bravo y Maldonado. Acuña sería encerrado en Simancas y ajusticiado cinco años después.
La rebelión de los Comuneros ha tenido multitud de interpretaciones. Fue un claro movimiento nacionalista. El enfrentamiento a la nobleza flamenca, al rey extranjero y la defensa de las libertades tradicionales de Castilla fue bien visto por todos. Pero pronto se vio que era también un movimiento social. De revolución nacional urbana, pasó a revolución campesina antiseñorial por los campos de la meseta. Por ello la nobleza se decidiría a combatirla. Y porque, en cierto sentido, se trataba de un nacionalismo a ultranza, contrario al espíritu universal y hegemónico que alentaba desde el reinado de los Reyes Católicos. La nobleza se había convertido definitivamente en una nobleza cortesana y había olvidado muy pronto su vieja independencia.
La derrota de los comuneros coincide con levantamientos, esta vez claramente sociales, en Valencia y Mallorca. Son las Germanías, que causaron miles de muertos en ambos reinos. Aquí se trató de una clara rebelión antinobiliaria que careció del carácter nacionalista primitivo de las comunidades.
A partir de este momento, comienza una de las más sugestivas etapas de la historia española, bajo la nueva monarquía de los Austrias.
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