La primitiva ciudad de Roma: origen y carácter

Cuando Roma nació en el siglo VIII a.C., era un conglomerado de cabañas de pastores que ocupaban una serie de colinas en torno a un lugar estratégico para atravesar el río Tíber. Más adelante, en el siglo VII, esta ciudad, dominada por los etruscos, vio crecer su riqueza (se inicia el cultivo de las zonas circundantes) y su fuerza (se rodea la ciudad de una muralla).

Independizada del poder etrusco en el siglo VI la ciudad se convirtió en una población importante de la Italia central, debido especialmente al control que ejercía sobre un núcleo importante de comunicaciones.

En esta época la ciudad organizó su sistema político en forma de república, en la que los resortes del poder (Senado y magistraturas electivas) estaban en manos de una oligarquía de patricios.

¿Quiénes eran estos patricios? Aunque el asunto se ha discutido mucho, parece que deben ser considerados como tales los descendientes de los primeros pobladores de Roma, que, en los siglos VI y V a.C., poseían la mayor parte de la riqueza rústica de la ciudad. Estos patricios se agrupaban en gentes -grupos humanos con un antepasado común- y tenían el monopolio del poder político.

Al lado de los patricios aparece pronto otros grupo de ciudadanos -los plebeyos- a los que se negaba la participación en el gobierno de la ciudad, a pesar de exigírseles el pago de impuestos y el servicio militar cuando la ciudad estaba en guerra.

Se ha discutido también mucho sobre la naturaleza y origen de los plebeyos: se sabe seguro que no se distinguían de los patricios por su situación económica -había plebeyos muy ricos- sino por su situación social: no se agrupaban en gentes.

El enfrentamiento entre patricios y plebeyos duró hasta que en el siglo III a.C. estos últimos lograron la igualdad plena de derechos políticos con aquellos. Así, al llegar el siglo III, el sistema político romano funcionaba de esta forma: el poder político se repartía entre las asambleas populares, los magistrados y el senado:

a) Las asambleas populares eran la reunión de todos los ciudadanos para intervenir en asuntos políticos, las más importantes eran los comicios centuriados. Se trataba de una asamblea en la que los ciudadanos se agrupaban por centurias (de la misma forma que lo hacían para ir a la guerra). Estos comicios eran convocados por un magistrado y, presididos por éste, trataban de los asuntos propuestos por él. En tales asambleas se votaba por mayoría de forma que cada centuria tenía un solo voto (que reflejaba la opinión de la mayoría de sus componentes). Los comicios centuriados se ocupaban de: elegir magistrados, aprobar las leyes, declarar la guerra o aceptar la paz y juzgar en casos muy graves a los ciudadanos.

b) Los magistrados eran elegidos por un año para desempeñar funciones políticas concretas sin cobrar nada por este servicio. Eran muchas las magistraturas, las más importantes fueron:

  • Los cónsules: Tenían la jefatura del ejército, eran los jefes de los demás magistrados y poseían el poder sin restricciones; eran el llamado imperium.

  • Los pretores: Se ocupaban de administrar justicia.

  • Los censores: Cada cinco años confeccionaban las listas de los ciudadanos a los que distribuían en centurias que podían ser de cinco clases. La colocación de un ciudadano en una de las cinco clases dependía de su fortuna: según ella tenía que pagar impuestos y participar en el ejército en unas u otras unidades.

  • Los tribunos de la plebe: Fueron creados en siglo V a.C. para defender los intereses de los plebeyos.

c) El Senado lo formaban los jefes de las familias patricias a los que más tarde se fueron añadiendo los ciudadanos que habían desempeñado magistraturas importantes. Representaban la experiencia y la continuidad políticas en un sistema que renovaba anualmente sus magistrados. El Senado se ocupaba de asesorar a los magistrados -que se guardaban mucho de no seguir sus consejos-, ratificaba los acuerdos de las asambleas populares, realizaba las negociaciones con los estados extranjeros, etc.

La característica principal de un patricio romano consistía en poseer antepasados conocidos de los cuales conservaba el nombre y los retratos, que eran guardados en la casa y recibían verdadero culto. El patricio que aparece en esta imagen viste la toga -amplio manto propio de magistrados y senadores- y lleva los bultos de dos de sus antepasados. Se observa el carácter de verdaderos retratos de los tres rostros.

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