Los orígenes de la civilización
Por otra parte, los niños se hacen económicamente útiles. Para los cazadores los niños representan una carga. Tienen que ser alimentados durante muchos años, antes de que puedan empezar a contribuir efectivamente al sustento de la familia. En cambio, desde su infancia los hijos de los agricultores pueden ayudar a desyerbar los campos y espantar los pájaros u otros animales destructores. Si hay ovejas y vacas, los muchachos y muchachas pueden atenderlas. Entonces, a priori, la probabilidad de que la nueva economía trajera aparejado un incremento de la población es muy elevada. En realidad, esta población debe haberse extendido con mucha mayor rapidez que la establecida, al parecer, por la arqueología. Únicamente así podemos explicar el modo aparentemente rápido con el cual surgieron comunidades campesinas en regiones anteriormente desiertas o sólo habitadas por muy escasos grupos de recolectores.
V. Gordon Childe, Los orígenes de la civilización
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