La Edad de Piedra

En función de los restos fósiles y los materiales encontrados, la Edad de Piedra se divide tradicionalmente en tres grandes períodos: Paleolítico, Mesolítico o Epipaleolítico y Neolítico.

1. El Paleolítico

Constituye el primer período y el más largo de la Prehistoria. Suele distinguirse entre Paleolítico Inferior, Medio y Superior, según el grado de evolución que presentan los distintos útiles encontrados:

  • Paleolítico Inferior: Surge el Homo erectus, que elabora utensilios para la caza aún muy toscos, piedras de sílex de gran tamaño, que evolucionan desde los simples cantos rodados hasta las rudimentarias hachas de mano o bifaces talladas por ambas caras, así como piedras más pequeñas o lascas.

  • Paleolítico Medio: Aparece el Hombre de Neanderthal, que fabrica utensilios más reducidos y especializados. Se trata de útiles trabajados sobre lascas, como las raederas, que emplea para cortar la carne o limpiar las pieles, y las puntas triangulares, que servían como flechas y cuchillos.

  • Paleolítico Superior: Se produce la expansión del Homo sapiens, que desarrolla técnicas más avanzadas, tanto en la fabricación de objetos de piedra (sílex) como en la elaboración de instrumentos sobre asta y hueso (punzones, arpones, azagayas), que con frecuencia aparecen artísticamente labrados. Entre los útiles de piedra más característicos de este período se encuentran los raspadores, los buriles y las puntas en forma de hoja.

El hombre del Paleolítico era básicamente recolector-cazador y en ocasiones capturaba animales de gran tamaño. Para ello acosaba a las presas mediante emboscadas y las golpeaba con piedras y bastones. Con frecuencia se servía también de trampas, que consistían en grandes hoyos excavados en el suelo con estacas punzantes en el fondo. De los animales se aprovechaba todo: la carne para comer, las pieles para vestirse y calzarse, etc.

Hábitat: Su vida debió de transcurrir al aire libre, en las orillas de los ríos; posteriormente, utilizaron cuevas y refugios, y, más adelante, construyeron chozas con estacas, pieles de animales y ramas.

Organización social: Los grupos humanos vivían en núcleos pequeños y aislados y sólo se agrupaban para defenderse o para cazar. Probablemente, a lo largo del Paleolítico se formaron grupos más extensos dirigidos por un jefe.

El fuego: Su dominio supuso una de las conquistas más importantes, pues no solamente perfeccionó las técnicas de caza, al poder emplear el fuego como un arma para asustar a las presas, sino que permitió ocupar también las cuevas y abrigos, y mejoró la alimentación, al poder cocer y asar los alimentos.

Creencias: A partir del Paleolítico Medio se detecta un "culto a los muertos", según evidencian los enterramientos descubiertos, que permite suponer la existencia de ciertas creencias religiosas.


1.1. El arte paleolítico

Las primeras manifestaciones artísticas surgen durante el Paleolítico Superior; gracias a ellas se han podido reconstruir las creencias y la fauna de esta época. Pueden diferenciarse dos tipos de arte:

  • Arte rupestre: Compuesto por pinturas y grabados. Aparece en cuevas y abrigos naturales, y consiste principalmente en la representación de figuras de animales (ciervos, jabalíes, caballos, bisontes, etc.). Los colores se obtenían con tierra, carbón, sangre, etc. Las manifestaciones más importantes de este tipo de arte se encuentran en la zona franco-cantábrica, como, por ejemplo, Altamira (Cantabria).

  • Arte mobiliar: Comprende aquellas representaciones artísticas realizadas sobre piedra o hueso, como armas (arpones, azagayas), utensilios (bastones perforados, espátulas), colgantes, figuras de animales que se adaptan al contorno del material empleado, y figuras humanas con sentido religioso como las "Venus paleolíticas" de formas muy voluminosas, relacionadas tal vez con el culto a la fecundidad.

En Andalucía, el arte rupestre está representado, principalmente, por las pinturas de las cuevas de La Pileta y Doña Trinidad (Málaga). Se caracteriza por la mayor importancia de la figura humana, la escasez de colores, las escenas de danzas funerarias y la ausencia de grandes animales.

Los motivos que impulsaron al hombre primitivo a crear este arte han dado lugar a muy diversas interpretaciones:

  • El "arte por el arte": al hombre paleolítico le mueve tan sólo un afán estético. Esta interpretación fue pronto descartada, ya que algunas pinturas rupestres se encuentran escondidas en lugares de difícil acceso.

  • Se trata de un arte "mágico-simpático" para propiciar la caza y la fertilidad; se pinta para ejercer un dominio sobre el objeto representado.

  • El arte rupestre posee una clara simbología sexual, con signos femeninos y masculinos que aparecen emparejados.


Pintura rupestre de la cueva de Altamira (Cantabria)

Pintura rupestre de la cueva de La Pileta (Málaga)


Venus de Willendorf



2. El Mesolítico

Hace 10.000 años, aproximadamente, se produce un cambio climático (el clima polar es sustituido por temperaturas más templadas), que da lugar a importantes modificaciones en la forma de vida del hombre prehistórico. Los grupos humanos comienzan un proceso de sedentarización estacional, basado en la recolección de frutos, vegetales y moluscos marinos (como evidencian la gran cantidad de conchas encontradas junto a algunos asentamientos), así como en la caza de pequeños animales. Los útiles se especializan y reducen de tamaño (llamados microlitos). El Mesolítico fue un período difícil pero de continuo progreso en el dominio del medio, que concluye con la aparición de la agricultura y la ganadería durante el Neolítico. La pintura más representativa de esta época se denomina rupestre levantina por haberse desarrollado por toda la zona de Levante. Se localiza en abrigos naturales poco profundos, aunque de difícil acceso, y en zonas muy elevadas.



3. El Neolítico

Entre el X y el IV milenio se produce la Revolución Neolítica, que provoca el paso de una economía depredadora, típica del período anterior, a otra eminentemente productora, y propicia la aparición de la agricultura y la ganadería, así como el desarrollo del comercio, el transporte fluvial y terrestre, y la elaboración de cerámica y tejidos, actividades características de sociedades más avanzadas.

¿Dónde aparece el Neolítico? ¿En un área específica o en varias? Para responder a estos interrogantes surgen dos teoría diferentes: la primera sitúa el origen del Neolítico en la zona de la Creciente Fértil (área geográfica con forma de media luna creciente, desde Palestina al Golfo Pérsico), desde donde se extendió al resto del mundo; la segunda sostiene que los avances del Neolítico se produjeron en varios núcleos a la vez (China, América Central y Suramérica, y Oriente Próximo) y evolucionaron de forma independiente.

Hacia el 5000 a.C., el Neolítico se extendió por Europa central a través del Grecia y la zona de los Balcanes, y llegó hasta la Península Ibérica por los Pirineos y por el mar Mediterráneo.


3.1. Cambios e innovaciones en el Neolítico

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