La Edad del Bronce
El descubrimiento del bronce, aleación de cobre y estaño, proporcionó mayor dureza al cobre y con él se pudieron fabricar utensilios y armas más resistentes.
La necesidad de obtener estaño, muy escaso en Oriente Próximo, estimuló una intensa actividad comercial desde el mar Mediterráneo hasta las islas Británicas.
La utilización del nuevo metal en la fabricación de armas produjo una mayor diferenciación social, como demuestra la presencia de sepulturas individuales y la desigualdad de los ajuares funerarios encontrados en ellas. El activo comercio enriquecería a mercaderes, buscadores de metal y artesanos.
En Andalucía, las culturas más representativas de esta etapa son las de El Argar y Tartessos.
1. Cultura de El Argar
Entre el 1900 y el 1300 a.C., navegantes procedentes del Mediterráneo oriental se instalan en el sureste de la Península. Su poblado más destacado, El Argar (en Almería), da nombre a una cultura caracterizada por el uso de cerámica lisa (sin decoración), por la práctica de enterramientos individuales dentro de los poblados, en cistas (enterramiento constituido por losas de piedra laterales y una horizontal, en forma de caja) o en grandes tinajas bajo el suelo de las viviendas, y por los ajuares funerarios, ricos en armas, como puñales, espadas, estiletes, y joyas de oro y plata. Los poblados presentan un trazado regular con calles y casas rectangulares; para la defensa de los mismos se disponía de refugios en las zonas elevadas. Su economía era básicamente ganadera: tenían rebaños de ovejas y ganado vacuno, cerdos, cabras y caballos; también practicaban la agricultura y sus cultivos principales eran los cereales.
Las noticias sobre esta civilización nos han llegado a través de fuentes escritas, como la Biblia y las obras de Estrabón, así como por fuentes arqueológicas conservadas: el Tesoro de El Carambolo (Sevilla), el Tesoro de Aliseda (Cáceres), el de Villena (Alicante) o el de Évora (Sanlúcar de Barrameda). El centro más importante de dicha civilización podría haber estado ubicado en una zona comprendida entre Sevilla, Huelva y Cádiz. Su influencia se extendió desde el sur peninsular hasta Cartagena y desde Sierra Morena hasta Gibraltar. Tartessos constituía un gran centro comercial especializado en metales y sus barcos navegaban hasta Galicia, Bretaña y las islas Británicas. Este pueblo era el único de la Península que poseía documentos escritos y leyes. Su forma de gobierno consistía en una monarquía, en cuyo estudio se han mezclado datos históricos con mitos y leyendas. Algunas de éstas se refieren a Argantonio, rey tartésico amigo y protector de los navegantes griegos. El período de esplendor de este pueblo se fecha entre el siglo VII y la primera mitad del VI a.C.; después, Tartessos quedaría bajo la influencia cartaginesa y desaparecería como unidad política.

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