Los comienzos de la historia en la Península Ibérica: los pueblos indígenas


La Península Ibérica carecía de unidad política: existían enormes diferencias entre unos grupos y otros, tanto en su organización social como económica. Sobre estos pueblos actuaron los colonizadores fenicios, griegos, cartagineses (instalados en el Mediterráneo) y celtas (establecidos, a su vez, en el norte y centro).
Influyeron enormemente sobre los pueblos indígenas, los cuales, a pesar de su gran diversidad, se pueden reunir en tres grandes grupos: los íberos, los celtíberos y los pueblos del norte de influencia celta.

1. Los íberos

Eran descendientes de las comunidades prehistóricas de la costa mediterránea y ocupaban esta área y el sur de la Península.

La región meridional era la más poblada. En ella se daba una agricultura y una ganadería muy desarrolladas (cereales, olivo, vid y rebaños de ganado vacuno), se explotaban las minas y se vendían los metales a los navegantes del Mediterráneo oriental. Desarrollaron también industrias alimentarias como las de salazón, escabeche y salsas de pescado.

Su organización política estaba basada en el modelo de ciudad-estado (Hispalis, Corduba, Carmo) gobernada por un rey; además, tenían consejos, asambleas populares y magistrados. La sociedad se dividía en tres grupos: grandes propietarios de tierras y minas; mercaderes y comerciantes; y esclavos, que constituían la mano de obra.

La región del este no era tan rica como la anterior, pero poseía minas en la zona de Cartagena; la industria más importante era la de tejidos de lino de Saetabi (Xátiva).

Se utilizaba la moneda para comerciar con los griegos. Su organización política y social se asemejaba a la de los pueblos de la región meridional, aunque predominaba una aristocracia basada en lazos familiares.


El arte ibérico posee en general influencias griegas y fenicias, como se aprecia en una de las esculturas más conocidas: la Dama de Baza.


2. Los celtíberos

Eran el resultado de la fusión de algunos pueblos indígenas de la Meseta con los invasores indoeuropeos; se dedicaban a la agricultura y al pastoreo de ovejas y cabras, y vivían en aldeas fortificadas (como Numancia). Su comercio consistía en el trueque de productos y no conocían la moneda. La organización social era la tribu, basada en lazos de parentesco. El gobierno lo ejercía el rey o jefe militar, que era elegido entre ellos. En las relaciones entre los distintos pueblos desempeñó un papel muy importante el hospitium o pacto de hospitalidad.


Los toros de Guisando (Ávila), también conocidos como verracos. 

El arte de los pueblos celtíberos consistió principalmente en estatuas toscas de cerdos, toros o jabalíes.


3. Los pueblos del norte

Se situaban al norte del valle del Duero, tenían una gran influencia de la cultura celta y su nivel de desarrollo era menor que el de otros pueblos. Apenas conocían la agricultura. La base fundamental de su economía residía en la recolección de alimentos y en la ganadería de cabras y cerdos. Su organización social era la tribu y vivían en poblados fortificados denominados castros: no tenían calles y las viviendas consistían en cabañas de planta circular, hechas de piedra y tejado de paja y ramas. Las mujeres se dedicaban a la recogida de alimentos, y los hombres, a la actividad guerrera y al pillaje.


Castro celta de Santa Tecla (Pontevedra)



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