La cultura de El Argar

La cultura de El Argar es una de las más antiguas de la Edad del Bronce en Europa. El Algar estaba situado en el sureste de la Península (Almería), en una zona alta, y se encontraba fortificado para garantizar su defensa en momentos de peligro.

Por los restos encontrados en ajuares funerarios (cerámica de formas lisas y bruñida; armas de cobre y bronce, como puñales, hachas y espadas; orfebrería compuesta por brazaletes, pendientes y diademas de oro y plata), podemos deducir que fue una civilización rica y floreciente.

1. Las mujeres

Como los matrimonios solían ser enterrados en la misma tumba y a veces con el cadáver de un niño, es probable que aquella sociedad fuera monogámica.



Es indudable que las mujeres trabajaban dentro y fuera del hogar, y que gustaban de adornarse; los hombres también lo hacían, pues usaron brazaletes, collares, anillos y pendientes.

La industria textil constituyó una de las más activas en el sureste penínsular: se han encontrado en abundancia pesas para telar, husos y devanaderas de barro cocido. Debieron de tejer telas de lino, cuerdas de esparto y de cáñamo, y redes para pescar.

Éstas serían tareas femeninas, lo mismo que el teñido; lo hacían en varios colores, pero predominaba el rojo, a juzgar por los fragmentos adheridos a algunos restos y objetos funerarios. También confeccionaron prendas con piel y, probablemente, se encargaban del curado de los cueros y de su conservación. A su cuidado estuvo la industria cerámica, trabajada a mano, que debió de alcanzar un gran desarrollo.

2. Los hombres

En cuanto a los varones, aparte de las actividades guerreras, la minería y la metalurgia, se ocuparon intensamente de la agricultura. En los yacimientos arqueológicos aparecen cereales como el trigo y la cebada, y leguminosas como la lenteja. Su alimentación estaba basada en productos del campo, pero también consumían carne de buey, pescados y mariscos. El hallazgo de huesos de aceituna y de lámparas de barro hace suponer que los labradores argáricos cultivaban el olivo y se alumbraron con aceite de oliva.

3. Ausencia de desigualdades sociales

La vida en los poblados debió de ser pacífica, de gentes bien avenidas y sin grandes desigualdades sociales. Las tumbas de El Argar no muestran demasiadas diferencias económicos ni jerárquicas; no faltarían los jefes, como se deduce de algunas espadas vistosamente adornadas, pero todo parece indicar que aquella sociedad era democrática y que hasta las tierras estarían bien repartidas. Por otra parte -y así lo demuestra su historia-, unas gentes tan amenazadas y que siempre procuraron fortificarse debían coexistir sin graves disensiones ni privilegios que alentaran el descontento.

4. Religión

Sin embargo, no todo aparece tan claro en la psicología de los almerienses y su religión resulta difícil de conjeturar. Es muy probable que creyeran en la vida de ultratumba, como lo demuestra su veneración por los muertos y la riqueza de los ajuares funerarios, en los que nada falta para su "viaje" y para su nueva existencia: ni alimentos, ni herramientas, ni adornos. Pero se trata de un rito más que de un culto religioso.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La polis de la época arcaica (siglos VIII-VII a.C.)

La Prehistoria: una larga etapa

La aparición del fenómeno urbano